Caen una a una las
gotas,
esas gotas del mar de
lágrimas
que se evaporan en el
mutismo
para después volver a
caer con gran estrépito
en el sin sabor de la
vida.
Estas gotas, esta
lluvia
es símbolo de nuestro
amor
de ese amor que ya no
existe
de ese amor
acribillado por tus lujurias
por tus bajas
pasiones,
ese amor gastado por
tus besos usados
por lo abrazos de
otro amor desconocido.
Hoy el cielo se une a
mis tristezas
ciertamente él es más
expresivo,
yo prefiero esconderlo
para no demostrarle
mi dolor
a la desconocida que
tanto amé
a la mujer que
conviví por años
y aun así compartía
la cama con otro
igual de desconocido
como ella.
El cielo está gris,
espeso como el lodo
como tu corazón
corazón ególatra y descarado.
Hoy me pregunto ¿quién
eres? ¿Quién fuiste?
pero pensar en eso no
vale la pena
porque al final
comprendí
que tú querida,
tampoco lo vales;
que equivocada estás
si crees que me has hecho daño
ese dolor, tierno
dolor
se pasa con el tiempo
y otras piernas,
¿pero el tuyo?
me das risa
si crees que tantos
besos de tantos hombres
no secan el alma y
matan el espíritu.
Homais Preet
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autor
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